La doctrina del Shock. El desastre que es ahora Ecuador
“Saqueo sistemático del sector público después de un
desastre, cuando la gente está demasiado ocupada haciendo frente a la
emergencia, a sus problemas diarios para proteger sus intereses”
Naomi Klein
Naomi Klein una periodista canadiense,
conocida por su crítica a la globalización y el capitalismo, publicó su libro
“La doctrina del Shock. El auge de la doctrina del Desastre” tras una
investigación de cuatro años, que le permitió sostener que el capitalismo aprovecha
y emplea la violencia y el caos de las tragedias, poniendo al descubierto a
actores sociales, políticos y económicos que sacan dividendos de la parálisis
social que provocan los desastres, tanto naturales como los producidos por el
ser humano. La autora da cuenta pormenorizada de la "la doctrina del
shock" como estrategia que ha sido aplicada en distintos momentos
históricos y en distintas regiones del mundo, con el objeto de imponer los
postulados de libre mercado. No obstante, su amplia y profusa distribución
mundial desde su fecha de publicación original hasta nuestros días, el libro de
Klein no pierde su actualidad.
De acuerdo la autoría, la invasión
y posterior ocupación de Irak realizada por las tropas estadounidenses y sus
aliados a principios del 2003, el devastador tsunami que azotó las costas de
Sri Lanka el año 2004 o la destrucción de Nueva Orleáns por el Huracán Katrina
en 2005, tienen en común el de ser desastres, que han ocasionado experiencias
traumáticas para las poblaciones afectadas, y que como otras de reciente época,
han sido utilizadas y aprovechadas para instalar en los países el
"capitalismo del desastre".
El capitalismo del desastre está
basado en principios políticos, económicos y sociales de la Escuela de Chicago,
desarrollada por Milton Friedman con el fin de desmantelar el Estado de
Bienestar e imponer a nivel global el modelo neoliberal. Dicha Escuela
considera que las fuerzas del mercado como la oferta y la demanda, la inflación
y el desempleo, son las energías naturales de la economía, borrando toda
intervención estatal para que no impida la consecución del libre mercado, esto
es, la "utopía de los emprendedores".
El "capitalismo del
desastre" propone que detrás de toda "tragedia" existe una "oportunidad",
si se aprovecha el trauma que paraliza a las colectividades afectadas por un
desastre, para instaurar reformas radicales en lo económico y social, como son
la eliminación del rol público del Estado, la absoluta libertad de movimientos
de las empresas privadas y un gasto social prácticamente nulo.
El avance del modelo debe su
éxito a una estrategia política denominada como "la doctrina del shock”,
esto es, que el capitalismo emplea constantemente la violencia, el terrorismo
contra el individuo y la sociedad y aprovecha las crisis para introducir
impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas de otras formas
de shock no tan metafóricas: el golpe de la porra de los policías, las torturas
con electroshocks o la picana en las celdas de las cárceles.
Esta postura permite comprender el
proceso histórico de formación de nuevos grupos ideológicos como son los
libertarios, y sus estrategias de expansión e implementación en distintas
regiones del mundo. Y también constituye una invitación para observar de manera
atenta los resultados de planes y programas de reconstrucción actualmente en
ejecución en sociedades afectadas por conflictos bélicos o desastres naturales.
Aplica esta doctrina a los
actuales momentos que vivimos en Ecuador. Considero que sí. Y es que no es
casualidad que estemos en un llamado conflicto interno.
Un conflicto en que no se
aplican las reglas del Derecho Humanitario, por las cuales, por ejemplo, no debe
causarse daño a los civiles, a aquéllos que no son parte del conflicto. Sin
embargo, sabemos y vemos como a diario ciudadanos son víctimas inocentes de un “conflicto”,
que involucra al Estado frente a un enemigo etéreo y omnipresente llamado en
general terrorista, para referirse a los criminales de diversas bandas pero
también a delincuentes que no necesariamente pertenecen a ellas.
El desastre que vive el Ecuador,
la tragedia de la violencia y el caos, generan miedo en la sociedad, que implica,
a su vez, una población en shock, en una parálisis colectiva que nos impide
reaccionar frente a medidas que cada vez empobrecen más al Ecuador, reduciendo
al Estado y sus servicios, sumergiéndonos en desazón.
En medio de esto, grandes
negocios se acercan, frotándose las manos. Privatizadores de la seguridad, salud
y educación, e incluso de las cárceles se acercan a los espacios que deja el
Estado, para “reconstruir” un país que está en shock por el desastre de la
violencia y el caos.
Será que reaccionaremos ante la
precarización laboral o el incremento de la edad para jubilarse?
Consuelo Bowen Manzur
Guayaquil, 5 de mayo de 2024
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