lunes, 20 de abril de 2020

EL TRABAJO DE CUIDAR A OTROS HUMANOS

La Organización Internacional del Trabajo, OIT, es una agencia de la Organización de Naciones Unidas, ONU, que reúne a empleadores, trabajadores y gobiernos de 187 países, entre ellos Ecuador, para acordar y establecer normas laborales, formular políticas públicas y elaborar programas a fin de promover el trabajo de mujeres y hombres en condiciones dignas. 

El 7 de abril de 2020, la OIT publicó en su portal Web, una noticia titulada “Trabajadoras sanitarias: Trabajo sin descanso en hospitales y en el hogar”, en que dio a conocer que las “mujeres constituyen más del 70% de los trabajadores sanitarios de todo el mundo, incluidos los que llevan a cabo su labor en instituciones de prestación de cuidados. Están en primera línea de la lucha contra el COVID-19 y las últimas semanas han sido las más difíciles de su vida. A raíz de la pandemia deben hacer frente a un doble reto: turnos laborales más largos y más trabajo en el hogar.”

De acuerdo a la referida agencia de ONU, el trabajo de cuidar a otros humanos, o el trabajo de cuidado o cuidados, comprende dos tipos de actividades superpuestas: uno, las actividades de cuidado directo, personal y relacional, como dar de comer a un bebé o cuidar de un cónyuge enfermo, y dos, las actividades de cuidado indirecto, como cocinar y limpiar.


Este tipo de trabajo además se puede dividir según si se percibe o no una remuneración. El trabajo de cuidados no remunerado consiste en la prestación de cuidados directos o indirectos, sin recibir una retribución económica a cambio, como el que realizan las personas, en su mayoría mujeres, para sus familias en sus hogares.

¿Y por qué las actividades de cuidado no remunerado se consideran trabajo? pues porque son tareas que crean las condiciones necesarias y básicas para que las personas puedan realizar actividades productivas. Por ejemplo, la preparación de comida, lavado de ropa, limpieza del hogar, sirven para que quienes se dedican a labores productivas las realicen alimentados, con ropa limpia y puedan descansar en casas igual de limpias y ordenadas. Más allá de los sentimientos que pueden acompañar dichas tareas domésticas, estas son fundamentales para que la fuerza laboral se desempeñe.  

Las Cuentas Satélite del Trabajo No Remunerado en el Ecuador es un conjunto de estadísticas oficiales que permite valorar el tiempo destinado a actividades productivas del hogar y la comunidad, que no recibe ningún tipo de compensación económica; y que se encuentran fuera de la frontera de la producción de las Cuentas Nacionales. Según esta cuenta Satélite del Hogar, en el 2014 el trabajo no remunerado de las mujeres en el Ecuador representó el 15% del Producto Interno Bruto, PIB, esto es, de la producción de bienes y servicios generados por el país. 


El trabajo de cuidados remunerado, en cambio, es realizado por trabajadores y trabajadoras del cuidado a cambio de una remuneración o beneficio. Estos comprenden una gran diversidad de trabajadores de los servicios personales, como el personal de enfer¬mería, el personal médico, y los trabajadores y trabajadoras del cuidado personal. Las tra¬bajadoras y trabajadores domésticos, que prestan cuidados tanto directos como indirectos en los hogares, también integran la fuerza de trabajo dedicada a la prestación retribuida de cuidados. 

En la citada nota informativa de la OIT, se menciona que “en circunstancias normales, las mujeres realizan, en promedio, 4 horas y 25 minutos de trabajo de prestación de cuidados no remunerados a diario, frente a 1 hora y 23 minutos en el caso de los hombres”. En el Ecuador, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, las mujeres destinan, en promedio, 4 veces más tiempo al trabajo de cuidado no remunerado que los hombres.

Según la OIT, en su nota del 7 de abril pasado, “la pandemia, que ha provocado el cierre de escuelas y guarderías, así como de otros centros de cuidados, ha aumentado sustancialmente el tiempo que se dedica a diario a este tipo de trabajo no remunerado…” además indica que “el caso, en particular, de las trabajadoras sanitarias en hogares donde son el único responsable familiar. No disponen, por lo general, de otras alternativas para cuidar a sus hijos y a sus padres de más edad al regresar del trabajo, con el consecuente riesgo de infectarlos con el COVID-19.”.


El trabajo de cuidar a otros seres humanos conlleva esfuerzos y riesgos, que en época de pandemia se pueden ver incrementados, por lo tanto, es necesario que como sociedad aprendamos a revalorizarlo. Leía en redes sociales, que al fin nos damos cuenta del valor de una persona profesional de la salud, frente a otras actividades más “glamorosas” y admiradas. 

Un aprendizaje de la crisis sanitaria que atravesamos es precisamente comprender la importancia del trabajo de cuidado remunerado o no, para nuestra sobrevivencia como especie. 

Escrito por: Consuelo Bowen.

Twitter: @Consuemary 

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